¿Quién está discipulando a nuestros hijos?

En la antigua Grecia, dos palabras describían la función de los padres:enseñar y educar. Nouthesia era el termino que significaba literalmente “ Poner dentro de la mente”. En la manera griega de pensar, esto se efectuaba mediante palabras. La palabra para educar es Paideia. Es traducida como crianza o período de formación.

Creo que hoy,  los padres como lo afirma el Doctor Gary Chapman,  enfatizan la tendencia a aconsejar con palabras en vez de acompañar con acción. Su estilo de educación es “ la cantaleta” o sermón, totalmente ineficaz cuando no va acompañado de amor y de buen ejemplo. Muchos padres llenan a sus pequeños de palabras, pero sin ningún tipo de contenido emocional, relacional ni mucho menos espiritual.

 Para los hebreos la enseñanza estaba totalmente relacionada a la formación de un carácter en la vida de los niños: El carácter de Dios.

 “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como señal en tu mano, y estarán como frontales en tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en las puertas”  Deuteronomio 6:4-9

Ellos marcaban no solo la mente de sus hijos con palabras, sino impregnaban el corazón con el amor y la presencia de Dios; aún llegaban más allá: Impartían la vida de Dios en su espíritu. Hoy  tristemente, vivimos tiempos de una generación desconectada y huérfana, donde lo que marca la vida de los hijos es la ausencia física, emocional y espiritual de los progenitores; siendo reemplazada por cosas o por aun peor, por los medios de comunicación que ocupan la mayoría del tiempo de nuestros hijos. Nuestros niños tienen mayor intimidad con el Internet y a la televisión que con el corazón de sus padres. En una encuesta realizada en mi país Colombia por el ministerio  One Hope, se encontró que los padres comparten menos de una hora significativa con sus hijos a la semana.

Nuestros hijos están siendo “discipulados” por  la tecnología del Internet  y la “ magia de Disney”. Me pregunto: Donde estamos los padres?

Muchas veces los entregamos a los maestras en el colegio y les delegamos toda nuestra responsabilidad como formadores de carácter; el carácter de Cristo. En el mejor de los casos los llevamos a la escuela dominical y los colocamos allí para que la iglesia les enseñe todo lo referente a Dios, pero seguimos ausentes de su alma y espíritu. Creo que estamos cometiendo un grave error y es olvidar que delante de Dios nosotros los padres, somos los responsables de la vida y educación de nuestros hijos. Todo comienza en casa con el amor, el buen ejemplo y las palabras vivas de Dios en nuestras vidas. Cada papá y mamá somos llamados a modelar y moldear el carácter de Jesús en la vida de nuestros hijos.

A los doce años Jesús de Nazaret sabía quién era, sabía de quién era hijo y a que había venido a la tierra. El siempre tuvo claro tres palabras: Identidad, propósito y destino “ No sabían ustedes que tengo que estar en los negocios de mi padre”, les dijo a José y a María en el templo de Jerusalén.

Los padres somos los formadores, la iglesia y el colegio son extensión del trabajo en casa; y no solo debemos hablar palabras, sino moldear su carácter e impartir en su espíritu la palabra  viva de Dios. Que se levante la generación que ame a Dios con todo su corazón, con toda su mente y todas sus fuerzas, que sea capaz de transformar y cambiar las naciones del mundo.

Juntos por la niñez

Álvaro Hernán Ramos,